
Cerámica con alma: inspiración, ritual y creación.
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En el silencio del taller, donde las manos tocan la tierra y el tiempo parece detenerse, nace mucho más que una pieza. Nace un gesto, una intención, una conexión. Crear con arcilla es, para mí, un acto espiritual. Es recordar que todo en la vida es modelable, que lo imperfecto tiene alma y que en lo simple también habita lo sagrado.
✨ Inspiración: el poder de lo invisible
Hay días en los que no sé lo que voy a crear. Solo siento un impulso, una energía que se mueve por dentro. Me inspiro en lo que no se ve: la fuerza de los elementos, el lenguaje de los sueños, los símbolos ancestrales, el cuerpo energético y los ciclos de la Tierra. A veces es una imagen que aparece en meditación, otras veces una conversación que me despierta algo. Es como si las piezas quisieran nacer, y yo solo soy canal.
🔥 Ritual antes de crear
Antes de comenzar, enciendo una vela o un poco de copal. Pido permiso a la materia y a mis guías y me centro. A veces uso un péndulo para conectar con el chakra que necesito activar ese día. Pongo música suave o mantras, respiro profundo y agradezco. Este pequeño ritual me ayuda a no crear desde la prisa, sino desde la presencia. Y lo que nace desde ahí, lleva otra energía.
🌀 Proceso creativo
Trabajo sin moldes fijos. Cada pieza tiene su propio ritmo. Hay días de forma, días de secado, días de color. Me gusta pintar con óxidos como si fueran acuarelas, dejando que fluyan, sin controlar demasiado. A veces combino cerámica con metales, y cada unión me habla de equilibrio: lo rústico con lo brillante, lo blando con lo fuerte.
Cada creación es una ofrenda, una invitación a ritualizar la vida cotidiana.
¿Y tú, tienes un espacio donde creas desde el alma?
Gracias por estar aquí y por hacer parte de esta tribu que cree en la belleza como medicina.